LA HONESTIDAD
La honestidad es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se siente. Se refiere a la cualidad con la cual se designa a aquella persona que se muestra, tanto en su obrar como en su manera de pensar, como justa, recta e íntegra. Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando por sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la cual vive. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo exterior, los hechos y las personas; en otros sentidos la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás. La honestidad se realiza por el cumplimiento de las obligaciones que se encuentran presentes en todas las actividades de la vida humana.
La honestidad es un valor de gran relevancia para alcanzar el verdadero sentido de la vida humana, porque con ella inspiramos y ganamos la confianza de los demás. La honestidad es la conciencia clara de lo que está bien y consiste en actuar apropiadamente según nuestro propio papel, sin contradicciones ni discrepancias entre los pensamientos y las acciones. La honestidad es un valor humanó, una actitud de confianza en uno mismo y en aquellos que están en contactos con las personas honestas. Hace que la persona actúe con base en la verdad y en la justicia, dando a cada quien lo que le corresponde, incluido uno mismo.
La persona honesta aspira a observar la conducta más elevados, es leal a los principios benevolentes y universales de la vida y sus decisiones se basan en discernir claramente entre lo que es correcto y lo que es erróneo. Se rige por normas que dan guía y valor para comprender el respeto a las relaciones humanas. Una persona honesta aprecia la interconexión del mundo natural y no malgasta, abusa ni desperdicia las riquezas de los recursos destinados al bienestar de la humanidad. Una persona honesta nunca decepciona la confianza depositada en ella. Usa los recursos de manera adecuada para las necesidades básicas humanas, morales y espirituales, y no da por supuesto el derecho a disponer de los propios recursos.
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